al mus y al dominó, juegos de mesa,
en los que el jugador mucho sopesa,
pues de pensar depende el resultado.
Siempre en las mesas habla un enterado
que sin reparo su opinión expresa:
«No es así, la jugada no era esa,
lo siento, pero te has equivocado».
Experto del cerrar y del doblarse,
del conjeturar pronto y sin razones,
del «tú tienes los pitos, lo sabía»,
del «éste juega mal, no preocuparse»...
No quiero tomar parte en sus sesiones:
renuncio a tan insigne asesoría.
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