Un soneto me pide hacer Manuela,
y yo presto me pliego a su deseo
- que es orden para mí, sin cachondeo -,
pues mi amiga es la flor de la canela.
Manuela como hembra es mucha tela,
disfruta de la vida sin cabreo,
le da todo a los suyos sin rodeo
y no muestra dolor, aunque le duela.
Y enseña sobre todo una virtud
que ya quisiera yo tenerla igual:
una gran fortaleza en su actitud
si tiene que enfrentarse a cualquier mal;
una lucha sin tregua ni acritud;
un coraje y valor fenomenal.
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