de mi infancia y primera juventud,
cuando era obligatoria la virtud
y el pecado llevaba al crudo infierno.
En aquel aquelarre de lo eterno
En aquel aquelarre de lo eterno
condenaban el acto y la actitud,
te culpaban con saña y acritud,
y te hablaban de un ser con rabo y cuerno.
El demonio era cruel, malo y artero,
El demonio era cruel, malo y artero,
y tentaba a los hombres y mujeres,
sobre todo en materia sexual.
Hoy no temo a los cuernos de carnero,
Hoy no temo a los cuernos de carnero,
reconozco muy bien los luciferes,
y mi culpa no afecta a lo carnal.
RECITADO DEL AUTOR
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