En su finca por vía conyugal
montó Francisco una becerrada,
con un torito de tan poca alzada
que pudiera pasar por recental.
Embestïa el semoviente tarde y mal,
pues sólo procuraba su escapada
por la chapa, tan alta colocada,
que siempre tropezaba el animal.
Después de sopesar la situación
la muleta cogí con decisión
y le di trincherazos por la cara,
seguidos de unos pases bien trenzados,
tanto por mis amigos ponderados
que quiero debutar pronto con vara.
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