La bandera que ha puesto mi vecino,
en un mástil perfectamente enhiesto,
significa un sentido y claro gesto
que señala de España un nuevo sino.
Pero yo, que soy algo más ladino,
de la fuerza de los símbolos protesto,
aunque ya que lo tengo bien dispuesto
procuro darle un próvido destino.
Asi que cuando miro por delante
observo el tremolar de la bandera
y ya sé cuál será el viento imperante.
Es poniente si apunta hacia mi vera,
y si apunta al contrario es de levante:
la rosa de los vientos tengo entera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario