sábado, 3 de septiembre de 2011

Y mi amigo hizo el arroz (Soneto 501)


Obediente al encargo culinario
que le hice a mi dilecto convecino,
un arroz nos ha dado Victorino
que salió, como siempre, extraordinario.

Siguiendo su corriente itinerario,
la cebolla sofrió con mucho tino,
y le dio al calamar igual destino,
al choco y al cazón reglamentario.

Y por ser el arroz del señorito,
la gamba iba pelada, sin corpiño;
el grano era japónico, cortito,

las medidas precisas, como un guiño;
el fuego, y el reposo, todo un rito...
y una dosis colmada de cariño.

(Ver soneto 495)






3 comentarios:

  1. Magnifico soneto, al leerlo y viendo la foto la verdad es que se me hacia la boca agua, imaginando como tenia que estar ese magnifico arroz.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Esta es la mejor manera que yo he visto de describir un arroz. Mándaselo a Arguiñano, que seguro, seguro que se muere de envidia.
    Aunque yo me muero de envidia al ver esas fotos y no poder dar un tiento a ese arroz.
    Qué suerte tienes con amigos así.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Anónimo13:49

    El soneto es ocurrente y oportuno,clamo al cielo con mi voz, pero no se quien será mas bueno,
    el literarío soneto o ese pedazo de arróz.
    Un abrazo desde Cádiz

    ResponderEliminar