lunes, 9 de marzo de 2015

La Guardia de Jaén


He conocido un pueblo generoso,
de antigüedad ibérica y romana,
tocado por la mano musulmana
antes  del castellano vigoroso.

Su verde alfoz se extiende, silencioso,
admirado en la angosta barbacana
que se abre en su alcazaba soberana:
¡olivar milenario y prodigioso!

Mas su historia, con ser grande y bienquista,
queda corta si se hace parangón
con la gente que pisa sus costanas.

Es La Guardia de Jaén la que conquista
mi dócil y obsequioso corazón,
con sus hembras rumbosas y lozanas.

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