lunes, 26 de abril de 2010

Pederastia clerical (Soneto 5)


Un niño es lo más frágil de esta vida;
por eso lo que sufres en la infancia
por siempre se recuerda en la distancia;
por más que pase el tiempo no se olvida.

Quien fue blanco de abusos sin medida
no encuentra ya en su alma más ganancia
que ver a su verdugo en una estancia
con hormigón y rejas construída.

Nadie debe librarse de esa pena
si pecó trajinando con menores:
aunque limpie copones y patenas.

Pero aún durarán nuestros temores
a seguir soportando esta gangrena
si hasta el Papa tapuja estos horrores.

(Ver soneto 204)

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