lunes, 14 de noviembre de 2011

A modo de greguerías (Soneto 573)


La luna, cuando está en cuarto creciente,
le pone cornamenta a la farola.
La cama que se adorna en pirindola
es verdugo del macho más potente.

La mano va a la oreja de repente,
como para escuchar la caracola;
pero no sonará ninguna ola,
porque no es más que un móvil repelente.

El ratón del flamante ordenador
es el roedor que muerde en nuestra vida,
y deja el tiempo como un colador.

Qué pena la del pobre parricida:
ya no tiene ni padres ni mentor
que le lleven al trullo la comida. 




1 comentario:

  1. Ciertamente son algunas gregerias hermosas y ocurrentes, yo diría que dignas de ser firmadas por Don Ramón Gómez de la Serna.
    Un abrazo.

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