domingo, 21 de noviembre de 2010

La ley de la selva (Soneto 214)



Aprendemos con los documentales,
que nos ponen a la hora de la siesta,
que las bestias se dan una gran fiesta
devorando a los otros animales.

Los leones, cocodrilos y chacales,
si buenamente la ocasión se presta,
se zampan al de pelo y al de cresta,
al trotón y al que va por humedales.

En la vida del hombre contemplamos
a muchos con colmillos acerados,
fuertes garras, mandíbulas potentes.

En nuestra selva quieren ser los amos,
y para ello no dudan, conjurados,
en clavarte sus afilados dientes.

(Ver soneto 210)

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