viernes, 12 de noviembre de 2010

El limón solitario crece y amarillea (Soneto 205)



Ha mutado el color de mi limón,
el que pende, prudente y solitario,
en el árbol que debe ser lunario
si algún día despierta su ambición.

Ha encendido de nuevo mi ilusión
de tener en la casa y a diario
algún fruto flamante y rutinario
que venga a sosegar mi agitación.

Ha crecido en otoño mesurado,
ajeno a mi mirada cotidiana,
acaso de mi celo liberado.

Y el rocío le canta en la mañana
un himno amarillento y refrescado
en su piel de rugosa porcelana.






1 comentario:

  1. Juan23:45

    Enhorabuena, ese limón está a punto de gin tonic...

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