viernes, 28 de octubre de 2011

De castañas y rotondas (Soneto 556)



Abundan en las urbes del presente
las rotondas, redondas o glorietas,
donde es fácil mandar a hacer puñetas
al que te mete el morro de repente.

Su bondad para el tráfico es patente,
pero ofrecen también otras facetas
que las hacen más propias y coquetas,
y de más interés para la gente.

Se trata de los puestos de castañas,
que acomodan en ellas sus campañas
al llegar la mudanza estacional.

Y las llenan del humo perfumado
del rico fruto del castaño asado:
una niebla entrañable y otoñal.


1 comentario:

  1. Ya estamos en época de castañas, algo que a mi me gusta en demasía, asadas, cocidas, crudas o pilongas. De todas formas me gustan y como.
    Un abrazo.

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