jueves, 2 de junio de 2011

El manjar del verano (Soneto 408)


Después de medio día en el despacho,
me apetece un opíparo homenaje,
pero no de cocido o de potaje,
ni tampoco de torta de cabracho.

Lo que anhelo ingerir hasta el empacho
es un sabroso y eficaz brebaje,
que sirve de acicate a mi engranaje,
y que lleva por nombre el de gazpacho.

Nutritivo, español, antioxidante,
fibroso, vitamínico, exquisito,
económico, fácil, refrescante,

no precisa de pompa ni de rito,
me deja complacido y bien campante,
y me sacia enseguida el apetito.



2 comentarios:

  1. hermoso homenaje al rico gazpacho.
    Yo que soy del norte donde no es habitual este rico plato me declaro amante de el y, cuando estoy en Andalucía o Estremadura suelo tomarlo en cantidad para el resto del año, me encanta.
    Un abrazo.

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  2. Este me lo aprendo, seguro. Me encanta el gazpacho, y cuando vuelvo de trabajar en verano, subiendo la cuesta horrorosa al sol de las tres de la tarde, que yo llamo de injusticia, este maravilloso manjar, me salva la vida totalmente.
    En pocos minutos, me alimenta, me refresca y me pone en condiciones de pensar que la vida es bella a pesar de la puta cuesta.
    Gracias.

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