Merecen toda nuestra deferencia,
aprecio, gratitud, satisfacciones,
quienes vieron truncar sus ilusiones
por culpa del rencor y la indecencia.
Su sangre, su dolor, su penitencia,
sus vidas destrozadas por matones,
son sobradas y básicas razones
para ir hasta el final con contundencia.
Que no son más que viles camorristas.
Sin bombas y pistolas no son nada:
criminales, farsantes, chantajistas.
(Qué pena que las usen de coartada
políticos y medios ventajistas
que de todo melón sacan tajada.)
Me parece una vergüenza que estas personas se tengan que manifestar para pedir algo tan obvio.
ResponderEliminarNi de frente ni a escondidas, no hay justificación para el asesinato, y pretender participar en la "vida democrática" es una burla.
Han sido demasiadas vidas. Hay que seguir adelante, pero de ahí a hacerles el monomono, ni hablar, si quieren dinero, que trabajen y si están arrepentidos que pidan perdón y apechuguen con las consecuencias.
Pero quien no tiene vergüenza de verdad, son los políticos que se lo plantean como una manera de "ganar" ni sé el qué.
Otra vez, tu soneto, muy a puntito.
Un abrazo
Comulgo completamente con tu magnifico soneto, en este delicado asunto, estoy con las victimas sin ningún pero, estoy de acuerdo también con tus últimos cuatro versos y no comprendo algunas pancartas ni ese juego sucio, ni el todo vale, que pena.
ResponderEliminarPerfecto soneto. Dice verdades como templos. Es una barbarie lo que hacen esos asesinos, esas personas que no tienen ni corazón ni alma....son robots de la vida, vegetales incongruentes. Y no merecen nada, sólo....mejor no digo nada
ResponderEliminarUn abrazo