Licuadas por el sol las albas nieves,
abiertas en sus pétalos las flores,
tensados los vibrátiles tambores
y estando por llegar las noches breves,
son presas del horror todas las plebes,
al ver que sus calóricos grosores
no encajan con los viejos bañadores
por culpa de resaltes y relieves.
Así que los gimnasios abarrotan,
recorren las más largas avenidas,
adoptan unas dietas que derrotan,
ingieren ciertas pócimas batidas...
y acaban con las carnes que denotan
que no tuvieron merma sus medidas.
Todos los años igual, sacrificios de última hora, dietas y demás despropósitos para eliminar los acumulado durante el año, empeño normalmente fallido de eliminar lo saboreado y no quemado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Deja un sitito a la ilusión. Que si en invierno tengo cuidado, ahora un esfuerzo más.
ResponderEliminarMe gusta muchísimo Botero, pero el no me tendría por musa.
Ahhhhhh, y lo siento, pero me vale el bañador del año pasado, es que hay crisis, así que no se puede ni engordar.
Eres genial.