Rebájense los humos los soberbios,
los sueldos los banqueros codiciosos,
los sujetos frenéticos los nervios,
el rencor y la hiel los envidiosos.
Rebajen las mentiras los estados,
las ganas de pegar los iracundos,
las farsas los sepulcros blanquëados,
los dogmas los obispos furibundos.
Rebajen la injusticia, el privilegio,
la crueldad, el exceso, el atropello,
la barbarie, el engaño, el sortilegio,
la violencia, el tormento y el degüello.
Rebajen todo aquello rebajable:
lo sucio, lo mendaz, lo abominable.
Magnifico este soneto.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en todo, te ha salido un soneto en el que revindicas la lucha contra todas las miserias humanas.
No tendremos esa suerte. Ojalá te leyeran y tomaran en serio todos los que se ocupan de esas cosas, que seguro, que muy a nuestro pesar, irán en aumento.
ResponderEliminarAlguno de nosotros deberíamos sentirnos aludidos. No siempre las miserias son de los otros.
ResponderEliminarTambién podrían rebajar las mentiras, el odio, la falsedad, la poca humanidad.
ResponderEliminarPrecioso soneto
Un abrazo