jueves, 20 de enero de 2011

Una gaviota tierra adentro (Soneto 274)


Extraviada del céfiro salado,
a leguas confinada de su orilla,
vuela bajo, como en avanzadilla,
rozando con sus alas mi tejado.

Vuela sola, su vuelo refinado
en la tarde violeta y amarilla;
no se sabe qué miedo o qué rencilla
la alejó de su mar aderezado.

Me priva el contraluz de su blancura,
pero no de su gesto y su figura,
su seña y su volar, potente y tierno.

Vuela y vuela, no sé por qué motivo,
con ganas de lucir su vuelo altivo,
en la tarde empapada del invierno.

(Ver soneto 270)

4 comentarios:

  1. Bonitas son las gaviotas. Me recordó a Juan Salvador Gaviota...fuerza y coraje.
    El soneto de hoy tiene estilo y gusto.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Hermosa pero perdida, qué triste.
    Pero son fuertes, encontrará su camino.
    Seguro que se ha perdido a propósito para darte material para tu precioso soneto.

    ResponderEliminar
  3. Este es uno de los sonetos que mas me han gustado últimamente.

    ResponderEliminar
  4. Un soneto muy bonito, muy bello.

    Quién pudiera volar como una gaviota y poder extraviarse por el cielo y volver a encontrarse en el mar.

    Besos!!

    ResponderEliminar