este vasco jovial, noble y activo,
chistoso, coloquial, televisivo,
barbudo, desgarbado y recontento.
Sólo verle esparcir el condimento
me sirve de excitante aperitivo;
y al final de su espacio nutritivo
me apetece algo rico y suculento.
Y aunque no pueda oler ni degustar
las comidas que suele preparar,
las disfruto de un modo muy sutil,
desde el momento de pochar cebolla,
pasando por el cazo y por la olla,
y hasta que les coloca el perejil.
(Ver soneto 245)
Sólo verle esparcir el condimento
me sirve de excitante aperitivo;
y al final de su espacio nutritivo
me apetece algo rico y suculento.
Y aunque no pueda oler ni degustar
las comidas que suele preparar,
las disfruto de un modo muy sutil,
desde el momento de pochar cebolla,
pasando por el cazo y por la olla,
y hasta que les coloca el perejil.
(Ver soneto 245)
Arguiñano tiene un encanto especial. Nos hace sentir el placer de la comida. Casi siempre sencilla, fácil.
ResponderEliminarY si haces lo que dice, siempre sale bien.
Podías mandarle tu soneto, seguro que le gusta, y hasta puede hacer alguna gracieta de las suyas.
Un saludo.
Bueno, bueno...jajaj le sacas soneto a todo ehhh!!!.
ResponderEliminarMe encantó, tienes una habilidad increible y enlazas palabras rítmicas y armoniosas.
Cocinar no me gusta mucho, aunque no tengo más remedio, pero la verdad es que este señor lo hace divínamente, pero no mejor que tú cuando nos plasmas un soneto.
Te felicito John o Sr Misterioso.
Un abrazote
Después de leer tu soneto se me ha abierto es apetito imaginando una comida hecha por Argiñano.
ResponderEliminarPor eso te dejo que ya huelo el asado de mi mujer en la mesa.