Dominio del balón desde la altura,
talento, resistencia, poderío,
el arte futbolístico de Río,
habilidad trufada de frescura.
Propicio a la nocturna travesura,
simpático doctor en mujerío,
ha vivido sujeto a su albedrío,
bailando con el gol y la aventura.
Del rango de Di Stéfano y Pelé,
quedó de sus honores descolgado
por sus rodillas a la virulé,
y por ser un tenaz enamorado.
Por eso fue más bajo su caché;
pero bien: que le quiten lo bailado.
Todo pasa y mas en el gremio de los ídolos, cuya vida es corta pues son muchos los que se afanan en ocupar esos puestos tan deseados. te recordaremos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso es jubilarse y lo demás tontería.
ResponderEliminarOjalá pueda vivir bien y no fastidie su vida por creerse una vieja gloria.
Un abrazo