miércoles, 1 de junio de 2011

La lengua, arma letal (Soneto 407)


El hombre ha conseguido atesorar
las armas más complejas y letales,
causantes de escenarios infernales
donde reina la muerte y el pesar.

Pero tiene otra forma de atacar
con armas que no están en arsenales,
sino en sus facultades naturales:
se trata, cómo no, de difamar.

La lengua es un misil de precisión
que puede destrozar reputaciones
con sólo pregonar una invención.

Lo conocen muy bien los más felones,
que no desaprovechan la ocasión
de lanzar sus malignas municiones.

(Ver soneto 401)



 

2 comentarios:

  1. Mi sobrina, de pequeña, nos daba el beso de la vaca, y era un lametón con el que nos lavaba la cara. Eso nos hacía reír.

    Pero a lo que tu te refieres, lo llaman en mi pueblo "levantar un falso" y eso jode cantidad. Porque una vez levantado, es difícil echarlo abajo.
    Entiendo tu indignación.

    Un abrazo

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  2. Cuanta razón tienes, hay una cosa que no se puede recuperar y es "la palabra una vez proferida", si ademas esta la utilizamos para desprestigiar o calumniar a otra persona, sus efectos pueden ser demoledores. Los políticos bien lo saben y lo usan "desprestigia que algo quedara", no hablemos de ciertos programas en las TVs.
    Un abrazo.

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