Patatas franciscanas (Soneto 285)

Papas nuevas de tierra sanluqueña,

cortadas al bastón con diestra mano,

saladas, por influjo lebrijano,

con gracia que le viene de la dueña.

De Francisco la papa es santo y seña:

papa frita en aceite puro y sano,

calentado en hornillo de butano,

para gusto y deleite de su peña.

Es signo de dulzura campechana,

de nervio, de soltura y de talante,

de afecto y de querencia bien sentida.

¡Qué bien sienta la papa franciscana,

sobre todo si el hambre es acuciante

y la tripa está hueca y deprimida!



Se equivocó la paloma (Soneto 284)

Puñeteras palomas, que os cagáis

en el bronce tenaz de las estatuas,

y allí por donde quiera que pasáis

vais evacuando vuestras tripas fatuas.

El Espíritu Santo os dio la fama,

Picasso os dibujó con genial traza,

la paz con vuestro nombre se proclama...

¿Podéis dejar tranquila mi terraza?

Lo dejó escrito con verdad palmaria

el poeta que las playas añoraba:

una de ellas, de vientre libertaria,

se equivocaba, sí, se equivocaba.

Me dirán que me paro en pequeñeces; 

pero es que me jeringan tantas heces.



My first sonnet (Soneto 283)

I'm writing this like that to have a chance

to say in Shakespeare's language, if I'm able,

a sonnet, like he did, with elegance:
I promise I'm not going to tell a fable.

I really know my grammar's not okay,

and my vocabulary is poor and short,

but if I make an effort that's the way

to finish any thing and not abort.

I want to give my friends a great smile;
I hope for them to like it just a lot;
I trust you enjoy my phrases for a while
before I put on them the full stop.

And we've already got to the ending line:
I think my first attempt is very fine.

(Ver soneto 25)

Dedicado a Jesús M. (Soneto 282)

En las manos de un célebre otorrino

se ha puesto el buen Jesús esta semana,
y una pella mucosa, con gran tino,
le han sacado con maña cirujana.

Del porte de una bola de billar
me han dicho que es la masa retirada;
de momento le cuesta un poco hablar,
y es gangosa su prosa pronunciada.

Que la  saca nasal sea para bien,
y persista el conducto siempre libre;
que quedes salutífero y fetén,
y trinquemos muy pronto un cubalibre.

Y en cuanto que ya estés como una moto
a la Virgen le pinto yo un exvoto.

(Ver soneto 275)

Premio por el problema de ayer (Soneto 281)

Ha quedado desierto el pirulí

que estaba preparado para aquél

que hubiera demostrado su nivel

con la cuestión que ayer se puso aquí.

No hace falta una vara de zahorí,

ni malgastar neuronas a granel,

sino sólo una plana de papel,
y ponerse a operar al ralentí.

Así que se convoca nuevamente
el concurso de cuenta sonetera,
el primero en la historia literaria:

entre aquellos que manden prontamente
la respuesta acertada y verdadera
se rifará una prótesis dentaria.

(Ver soneto 280)

Problema de 3º de ESO (Soneto 280)

Todas las vacaciones de verano

las reparte Tomás de modo igual:

un tercio con su madre y con su hermano,

y dos quintos del resto en Portugal.

Si un cuarto es lo que pasa con su padre,

y al final se reserva nueve días

que dedica al jolgorio y al desmadre,
¿cuánto dan en total sus correrías?

Un tercio lo sumamos con dos quintos
de dos tercios que quedan del total,
y para salir de estos laberintos,
calculamos un cuarto adicional.

Lo que falta el lector lo ha de saber;
que para eso sacó su bachiller.

(Ver soneto 23)
(Ver soneto 44)

Al vendedor de frutas Mohamed Bouazizi, inmolado en Túnez (Soneto 279)

¿Qué aportará, buen Mohamed, tu muerte,

a la nación que se levanta airada,

con la esperanza de vivir librada

de la opresión y de la negra suerte?

¿Será tu sacrificio lo que alerte

a tu tierra, indigente y sojuzgada,

y la lleve del lodo a la alborada

de un país en que el derecho se haga fuerte?

Ya se marchó el embaucador tramposo

con su clan insaciable de opulencia,

lanzado por tu pueblo valeroso.

Y los tuyos combaten con conciencia

de un futuro liberto y venturoso:

les queda tu coraje como herencia.



La fiesta de San Antón (Soneto 277)

Pues no se ha festejado San Antón
por culpa de la lluvia persistente,
que ha dejado en su casa a mucha gente,
y al dogo y al mastín sin bendición.

Se aplaza para próxima ocasión,
cuando el tiempo acompañe refulgente.
Y aunque no quiero ser impertinente,
yo hubiera realizado otra gestión:

si las nubes se hubieran bendecido,
el agua por llover sería bendita,
así que el animal que se mojara

ipso facto estaría también ungido,
con lo cual, ¿para qué se necesita
augurar con el mapa y la isobara?

(Ver soneto 144)

Obama recibe a Hu Jintao (Soneto 276)



Obama, Premio Nobel de la Paz,

agasaja al funesto presidente

de China, la nación grande y voraz

que tiene encarcelado al disidente.

Lu Xiaobo no puede recoger

su premio ni gozar de libertad;

Hu Jintao parece merecer

honores con total impunidad.

La China llegó ya a superpotencia,

y es la nación que más dinero deja:

tratarla bien demuestra inteligencia,

y esto inspira una cierta moraleja:

Quien tiene el capital tiene licencia

para usar su dominio con violencia.

(Ver soneto 221)

¡Vaya testigo! (Soneto 275)

Testigo sin ninguna protección,

he depuesto en un pleito contencioso,

propuesto por letrado laborioso

para que acreditara su versión.

No llevaba mentira ni presión,

así que he declarado muy rumboso,

haciendo que el letrado salga airoso,

y ha querido premiarme el empujón.

Me ha llevado a tomar un chocolate,

espeso, calentito y bien servido,

y aquí se ha producido ya el remate,

porque una vez que lo hemos ingerido
resulta que el letrado - ¡qué dislate! -

llevaba el monedero consumido.



Una gaviota tierra adentro (Soneto 274)

Extraviada del céfiro salado,

a leguas confinada de su orilla,

vuela bajo, como en avanzadilla,

rozando con sus alas mi tejado.

Vuela sola, su vuelo refinado

en la tarde violeta y amarilla;

no se sabe qué miedo o qué rencilla

la alejó de su mar aderezado.

Me priva el contraluz de su blancura,
pero no de su gesto y su figura,
su seña y su volar, potente y tierno.

Vuela y vuela, no sé por qué motivo,
con ganas de lucir su vuelo altivo,
en la tarde empapada del invierno.

(Ver soneto 270)

Traducción simultánea en el Senado (Soneto 273)

Empiezan a currar en el Senado

traductores de las autonomías:

ya podrán escuchar sus señorías

en su lengua el debate pronunciado.

Yo me quedo una pizca anonadado:

tras más de treinta años de porfías,

la culpa del atroz galimatías
estaba en el hablar no descifrado.

Si se entienden mejor los senadores
no me importa ese gasto en traducir,
con tal de que las leyes sean mejores.

Pero es claro que tal no va a ocurrir:
que entre sordos se sabe son peores
aquellos que no quieren nunca oir.

Greensleeves (Soneto 272)

Suena, triste, la lágrima de un rey,

el desaire insumiso de la amada,

la pasión asediada por la ley,

la legítima reina repudiada.

Suena, mustio, el rumor de fortalezas,

de claustros florecidos de jazmines,

de prados, rosaledas y malezas,

de cantos de lozanos paladines.

Suena, amargo, el runrún de la patraña,

el infundio, la infamia, la tortura,

la perversión, la iniquidad, la saña,

la injusticia, la muerte, la impostura.

Pero suena sublime y regalado,

como néctar de un hombre enamorado.



Cigarillos electrónicos (Soneto 271)

Se venden cigarrillos electrónicos,

aquellos que no tienen nicotina;

así puede seguirse la rutina

cuando los nerviosismos sean agónicos.

Los fumadores no estarán afónicos,
después de una velada borrachina,
con lo que evitarán la sofoquina
de tropezar con síndromes neumónicos.

Pero la novedad no es un remedio
que ayude a superar la dependencia
del déspota y malsano cigarrillo.

Tan sólo quita la ansiedad de en medio,
a base de vapor y alguna esencia
que recuerda el aroma del pitillo.

(Ver soneto 268)

400 letras, acróstico y alternado (Soneto 269)

Jocundamente parto, predispuesto, (29)

obligado por pérfida arrogancia, (28)

hacia vana y penosa circunstancia (29)

nacida de escasez de presupuesto. (28)

Apuesto por llegar, cómodo y presto, (29)

rodando por el verso, sin vagancia, (28)

no más que a la modélica prestancia (29)

opuesta al disparate deshonesto; (28)

lo cual que voy sacando, con denuedo, (29)

de acróstica manera y bien medido, (28)

resultando un tamaño alternativo. (29)

Estarán cuatrocientas en el ruedo, (29)

de lo que se concluye que he podido (28)

hilar fino este engendro positivo. (29)

(Ver soneto 230)

Prohibido fumar en los bares (Soneto 268)

Cuando fui esta mañana al desayuno

a un café con terraza y veladores,

había puesto el patrón, muy oportuno,

unos chubesquis harto acogedores.

La gente, libremente dada al vicio,

fumaba tan tranquila y tan ufana,

y una nube rodeaba el edificio

como niebla que enturbia la mañana.

Un señor conocido allí sentado

me invitó a que con él desayunara.

Yo le dije, correcto y educado,

que quizás tanto humo me afectara:

Mejor lo tomo dentro, don Arturo;

prefiero respirar el aire puro.

(Ver soneto 260)

Haití, un año después (Soneto 267)

Doce meses después de los temblores

que arrasaron Haití con tanta furia,

sembrándola de muerte y de penuria,
el país sigue hundido entre estertores.

El cólera añadió daños peores,
y en el colmo del fango y de la injuria
la ayuda resultó corta y espuria
 por culpa de unos pésimos gestores.

Pues de todo el auxilio prometido,
solamente un exiguo porcentaje
ha llegado al nativo desvalido.

Los escombros dominan el paisaje;
el cólera se teme recrecido;
¿Qué será de este mísero paraje?

 (Ver soneto 218)

El alto el fuego de ETA (Soneto 266)

Ya mataban cuando era sin colores

la foto de la infamia y del calvario,

y han seguido esparciendo sus terrores

con la excusa de un tétrico ideario.

El Código Penal bien entendido

ha dejado agotada a la serpiente,

y declaran su fuego suspendido

de modo general y permanente.

Pero no desmantelan su armería,

ni reclaman perdón por sus secuestros,

extorsiones y muertes a porfía,

estas bestias con mentes de cabestros.

¿Quiénes son esta banda de matones

para seguir poniendo condiciones?

(Ver soneto 139)



El consejo de Horacio (Soneto 265)



Recomendaba Horacio, tan prudente,

que lo escrito se debe someter

al criterio de más de un parecer,

de alguien no adulador ni repelente;

y antes de difundirlo entre la gente,

nueve años se debe mantener

guardado en escritorio o secreter,

y después retomarlo atentamente.

Esta máxima sabia y de provecho
se explica si se atiende a la experiencia,
según la cual si un verso se revisa
pasado un largo tiempo de ser hecho,
notamos su defecto y su carencia,
y lo que salió mal por tanta prisa.

Volver a empezar (Soneto 264)



A sus cajas, señores figurantes:

ovejas, cabras, mulas, pollos, bueyes,
el Niño, San José, la Virgen, Reyes,
pastores, leñadores, caminantes.

Guardemos estas tallas cuanto antes,
carguemos plenamente nuestros fuelles,
que se acabaron ya los días muelles
y los tiempos no vienen muy boyantes.

El mes largo de cortas vacaciones
razón de mil trabajos postergados,
acabó con el fin de los roscones.

Los propósitos bien intencionados
son el reto de nuestros corazones
para vivir el año acompasados.

Comenzaron las rebajas (Soneto 263)

Rebájense los humos los soberbios,

los sueldos los banqueros codiciosos,

los sujetos frenéticos los nervios,

el rencor y la hiel los envidiosos.

Rebajen las mentiras los estados,

las ganas de pegar los iracundos,

las farsas los sepulcros blanquëados,

los dogmas los obispos furibundos.

Rebajen la injusticia, el privilegio,

la crueldad, el exceso, el atropello,

la barbarie, el engaño, el sortilegio,

la violencia, el tormento y el degüello.

Rebajen todo aquello rebajable:

lo sucio, lo mendaz, lo abominable.



Cumpleaños del Rey (Soneto 262)

 
Juan Carlos ya cumplió setenta y tres;
de ellos como monarca treinta y cinco,

y con esto presenta un palmarés
logrado con razón y con ahínco.

En los últimos tiempos los histriones
han dado en remedarlo con descoco:
lo ponen como un memo con galones
y como un haragán que curra poco.

Esa chanza continua contra el Rey
no debiera nublar su trayectoria,
basada en el imperio de la ley
y el recuerdo prudente de la Historia.

No me importa que se hinchen a imitarle,
con tal de que no quieran destronarle.

(Ver soneto 21)

A un cochino durmiente (Soneto 261)

Descansa, querubín de los rastrojos,

reposa tu yantar atiborrado

en tu lecho de rey empercochado

que no sabe de intrigas ni de enojos.

Disfruta tu zahúrda de despojos

ajeno a todo evento inusitado,

y aplica tu descanso ensimismado

al engorde abundante y sin sonrojos.

Apacigua tu canto resollante,

discurre sobre el último destino

de tu carne, mondongo y asadura,

y espera que el cuchillo degollante

atocine tu enjundia de cochino

y la eleve a magnífica ricura.

(Ver soneto 134)

Medidas antitabaco (Soneto 260)

Tengo suerte de estar en excedencia

en el uso nefasto del tabaco,

pues diez años contemplan ya la ausencia

en mi vida de vicio tan bellaco.

Espero no volver a las andadas,

sobre todo por dos buenas razones:

lo sano que me encuentro sin caladas,

y lo duras que están las prohibiciones.

A lo cual se adiciona un argumento

que apunta mucho más al corazón:

cada vez son más veces las que cuento

que alguien propio se va por el pulmón.

Aunque la nueva ley tanto le abrume,

todo ello es por su bien: mejor no fume.

(Ver soneto 180)

Ya vienen los Reyes Magos (Soneto 259)

Nacimiento del autor del blog

Dicen que llegan ya los Reyes Magos,

persiguiendo una estrella desde Oriente,

a quitar del Juzgado los impagos

y archivar los embargos de la gente.

Dicen que no le temen al relente,
que esta noche trajinan a destajo,
para llevar a cada ser viviente
una digna vivienda y un trabajo.

Dicen que distribuyen sin relajo,
que se meten por huecos y boquetes,
que no quieren ni un niño cabizbajo,
y por eso tendrán todos juguetes.

Dicen, con mucha o poca convicción,
que esta tarde cabalga la ilusión.

Respuesta a Princesa115 (Soneto 258)

Me requiere Princesa ciento quince

mi secreto para estos menesteres.

Le contesto que no hay que ser un lince,

que es lo mismo que hacer unos deberes.

Con las letras compones las palabras;

con las palabras versos vas formando;

con varios versos las estrofas labras;

con ellas el soneto está sonando.

Siempre debes rimar en consonante,

las sílabas las cuentas con rigor,

te buscas un asunto interesante,

y escribes con soltura y buen humor.

Ya con eso la empresa está acabada.

¿Ves qué fácil, Princesa atribulada?

(Ver soneto 152)

Andrés Iniesta (Soneto 257)

¿De dónde saca tal desenvoltura

este joven manchego tan cabal,

avezado en ganar desde chaval

sin nunca descuidar la compostura?

No luce pelo ni excesiva altura,

no es divo, fanfarrón ni fantasmal,

pero halla siempre el colofón genial

a base de talento y de bravura.

Humilde, familiar, trabajador,

perspicaz, intuitivo, visionario,

solidario, gestor, definidor,

Iniesta ya es un nombre legendario,

merecedor del más preclaro honor

por ser tan ejemplar y extraordinario.

Arguiñano (Soneto 256)

Recomienda comer con fundamento

este vasco jovial, noble y activo,

chistoso, coloquial, televisivo,

barbudo, desgarbado y recontento.

Sólo verle esparcir el condimento
me sirve de excitante aperitivo;
y al final de su espacio nutritivo
me apetece algo rico y suculento.

Y aunque no pueda oler ni degustar
las comidas que suele preparar,
las disfruto de un modo muy sutil,

desde el momento de pochar cebolla,
pasando por el cazo y por la olla,
y hasta que les coloca el perejil.

(Ver soneto 245)

¡Feliz año nuevo! (Soneto 255)

Lo de siempre le pido al año nuevo:

primero la salud, que si ella falta,
dificulta llegar a ser longevo
en probabilidad bastante alta.

También pido cariño, no lo niego:
que en forma de arrumaco o alabanza,
colabora al mejor sentir del ego
y con ello se eleva la confianza.

Otra cosa que pido es energía
para dar más cariño del que pido;
y memoria - ya tengo carestía -
para no ser esclavo del olvido.

Y para mis solícitos lectores,

¡que los cielos les colmen de favores!