miércoles, 13 de abril de 2011

Liz Taylor (Soneto 358)


Enjoyada de amor en tu apostura,
bastaba tu mirada verdemar,
frágil turquesa, pertinaz brillar,
piedra dura preciosa en su dulzura.

Sin ser perfecta por tu leve altura,
ostentabas el don de cautivar,
de hacer a cualquier hombre claudicar
ante el ciclón carnoso de tu hechura.

No quisiste la cama pecadora,
sino al hombre vacante y contrayente
que te hiciera su sola emperadora.

Y por darles tu amor tan largamente,
te tuvieron por hada bienhechora
tus amigos del germen malqueriente.

(Ver soneto 315)




3 comentarios:

  1. Para mi indiscutiblemente una de la mujeres mas bellas y con la mirada mas cautivadora en las pantallas.
    Siempre la recordaremos como icono de presencia y belleza.
    Un abrazo.

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  2. Viéndola, podemos afirmar que no todos procedemos del mono.
    Hay que verla, su belleza no se puede describir.
    Y ahí sí que no hay nada que hacer, por más que nos empeñemos en estar guapas, jamás nos pareceremos.
    Con esta mujer sí que rompieron el molde.

    Un abrazo.

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  3. Precioso soneto le dedicas a una de las mujeres más bellas que haya existido.
    Pena que no pueda ya oirte, se sentiría muy orgullosa.

    Un abrazo

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