Ha fijado el Fiscal en su alegato
que las dos compañeras de Julián
sabían sin reparo que su plan
era estar saqueando todo el rato.
En Marbella regía un cacicato
que otorgaba poderes al truhán
para vaciar la hacienda con afán
y llevar una vida de boato.
Pero ahora seguro las dos damas
nos querrán convencer a los paisanos,
a base de falacias y soflamas,
que el dinero que hallaban en sus manos
- que les daba Julián con mil zalamas -
lo ganaron sudando como enanos.
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