Tres dïas pasé en París el de la France,
y ahora que Vueling me retorna a casa,
por ver si así mi gran congoja pasa,
de lo vivido les daré un avance:
Como el calor nos puso en cierto trance,
he comprobado que el sudor traspasa
lo mismo al de París que al de Tarrasa,
al de Verona o al de Bujalance.
En el tenis estuve una jornada
que por ser demasiado calurosa
produjo una secuela no buscada:
y es que la gente, tan maravillosa,
de su desodorante abandonada,
transmuta de adorable en apestosa.
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