El dinero que quita Zapatero
al currante de la Administración
es mirado con gran preocupación
desde el interventor hasta el portero.
De momento se encuentra en el alero
el problema de la distribución
de una parte de la retribución
que el decreto no zanja por entero.
Están unos que quieren que la resta
se distribuya en plan proporcional.
Sin embargo hay otros cuya apuesta
se inclina hacia el reparto desigual,
queriendo que la renta más modesta
no sufra una bajada sustancial.
Lo habrá más radical:
quien pretenda, voraz y suficiente,
que quiten solo al resto de la gente.
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