Por edad, por familia, por ambiente,
no luché contra aquella dictadura;
pero al ser, con los años, más consciente
admiré la entereza y la bravura
de aquella combativa y justa gente
que sufrió muerte, cárcel o tortura,
por echar al tirano impenitente
y empezar una próvida andadura.
Pero hoy la política me trenza
con gentes luchadoras en su día,
y que siguen fardando de lo mismo,
cuando están practicando, sin vergüenza,
el arte de mentir con bizarría,
y de abusar del cargo con cinismo.
Vamos hacia el abismo,
mientras piensen con gozo y regocijo
que están administrando su cortijo.
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