No precisas tumbarte en un diván
para ser reflexivo y consecuente,
pues dominas la fuerza de la mente
y te empuja el aliento de tu clan.
Lo que se une a tu brío de titán,
a tu temperamento y genio ardiente,
a tu firmeza y voluntad ingente
y a tu porte de pillo y de galán.
Has vuelto a demostrarle al agorero
que no era una quimera delirante
recobrar en el ranking el primero.
Has jugado un partido apabullante,
al nórdico has vencido con esmero
y al francés has tratado con talante.
Les sirvió de calmante,
a esta gente que poco a ti te quiere,
que hablaras en la lengua de Moliere.
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