Tú me das un pañuelo, o un collar
de abalorios, tu boca de negrura
y de sonrisa mercantil, apura
la luz en verde, ámbar, verde mar
oscuro, piel oscura, tu mirar
de selva oscura, vida y muerte oscura,
¿quién no puso color a tu amargura?
Un coche y otro coche sin parar,
y sin mirarte el hombre blanco bueno
que conduce su vida buena blanca
por mares también negros, yo te miro
y creo que con monedas mi alma lleno
de paz, que tengo un alma blanca y franca,
sigo, giro, suspiro, me retiro.
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