Los pétalos lanzados al poniente
han volado a su cara marinera,
inspirando, en la tarde chipionera,
rezos callados de fervor doliente.
El sol, grande, rojizo, incandescente,
al hundirse en el fondo de la esfera,
llena el aire, rezando a su manera,
de fuego, cobre, añil, silencio ardiente.
Han salido a rogarle las mujeres
de los hombres que viven en la mar,
mecidos en las olas a su suerte:
Protege sus forzados menesteres,
alivia nuestro agónico pesar,
y aleja los embates de la muerte.
Precioso soneto, homenaje a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros y querida por todos los que somos de puerto de mar, a la que siempre miramos en los momentos de angustia.
ResponderEliminarUn abrazo.
La Virgen del Carmen, siempre adorada y querida por todos aquellos que viven de la mar.
ResponderEliminarPrecioso soneto como es costumbre en ti.
Siento no poder entrar con la frecuencia de antes...pero estoy
Un abrazo