Qué fecha más siniestra y desgraciada:
la que dio la salida a la abyección,
al muerto por inicuo pelotón,
al disparo de gracia en la alborada.
Qué pavor en la tierra desgarrada,
la sangre decorando el paredón,
el macho delatando al bujarrón,
la cuneta de huesos saturada.
Cuántos años los odios infectados,
antes de que estallara la locura,
y después de acallarse los cañones.
¿Viviremos por siempre escarmentados,
o tendrán nuestros hijos la amargura
de volver a los lúgubres crespones?
No debería repetirse nunca. Nadie deber vivir algo así.
ResponderEliminarNo deberíamos olvidarlo, precisamente para no repetirlo.
Quiero creer que hemos aprendido de las vivencias de nuestros padres. Ojalá nuestros hijos no quieran escarmentar en cabeza propia. Ojalá les sirvan las referencias de los viejos.
Un abrazo
Triste y negro episodio, no se como hay alguien que a una guerra civil le pueda llamar cruzada y no se cuantos elogios mas.
ResponderEliminarEs un capitulo terrible de la historia de este país, esperemos poder cerradlo definitivamente y para siempre, aprendiendo la lección.
Un abrazo.