Orillando la base militar,
camino del trabajo, en la alborada,
amenaza con fuego a la mirada
el astro sol que busca su lugar.
Hacia el orto se inclina nuestro andar,
en vista de la lóbrega morada
del que violó la pauta legislada
convirtiendo la cárcel en su hogar.
Y después de eludir los girasoles,
una loma de vides precursoras
enseña la silueta ensombrecida
de una ciudad de noches y de soles,
que se apresta a conquistar sus horas
en el desorden de su triste vida.
Al leer este hermoso soneto me da la impresión que hoy tienes un día reflexivo y un poco nostálgico, quizás es que necesites y echas de menos las vacaciones, que supongo cercanas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precioso. Y enrevesadillo, esta vez.
ResponderEliminarSuave manera de describir la cárcel.
Un abrazo