domingo, 31 de julio de 2011

A mi amigo Angelín (Soneto 467)


Ya llegó el adalid del veraneo,
directo desde las Afortunadas,
con su mojo, sus papas arrugadas,
y sus ganas de farra y cachondeo.

Rey del porching, alcanza su apogeo
en noches de aromosas sardinadas,
que alterna con sufridas pedaladas
redentoras del pérfido ajetreo.

Ángel custodio del mejor ambiente,
sólo tiene un demérito, si acaso:
que siendo, como lo es, tan buena gente,

el tiempo que nos honra es bien escaso;
por eso yo lo quiero permanente:
si deja de venir, será el ocaso.



sábado, 30 de julio de 2011

Los vientos del verano (Soneto 466)


Cuatro vientos me llevan de su mano:
el norte, frío, seco y aguerrido,
que da lustre, pureza y colorido,
y deja respirar en el verano.

El sur viene del mar, es africano;
gasta bruma, sudor, calma y sentido,
alisa el mar de azul enverdecido,
y del viento del este es medio hermano.

El levante no sabe de mesura,
es amigo del fuego efervescente
y tratante y mentor de la locura.

Y el más fiero, vivaz e impertinente,
el que tinta la ola parda oscura,
viene fresco y mordaz desde el poniente.

viernes, 29 de julio de 2011

Elecciones generales el 20-N (Soneto 465)


Después de tanto cuento y tanta urdiembre
(perdón por la palabra, es por la rima)
el domingo que es veinte de noviembre
veremos quién al mando más se arrima.

Fecha muy singular para comicios,
dará lugar a glosas variopintas,
pues son nuestros políticos propicios
a recargar al máximo las tintas.

Castigado será, qué duda cabe,
el partido del cándido leonés;
y habrá que ver si el el mal barbado sabe
digerir lo que le vendrá después.

Que queda mucha tela que cortar
para que España vuelva a respirar.

jueves, 28 de julio de 2011

Elogio de La Cruz Blanca (Soneto 464)


Ensaladas de verde fantasía,
entrantes de fantástica factura,
cerveza fresca de espumada albura,
pescado sin igual de la Bahía.

Vinos tintos con tragos de ambrosía,
vinos finos de pródiga ventura,
tapas y tostas de exquisita hondura,
postres helados de cabal valía.

En el cogollo de mi pueblo añoso,
bajo un techado añil de jacarandas,
se cobija un figón con fundamento.

Y hasta el aire resulta apetitoso
al tiempo de apuntarse las comandas
en este templo del feliz sustento.

miércoles, 27 de julio de 2011

El que no me saluda (Soneto 463)


¿Recuerdan el soneto que salió
sobre un tío que ya no me saluda,
cosa que a mí, ya saben, me la suda?
Pues ayer el cabrito repitió.

En el momento en que me divisó
su cara reveló zopenca duda,
se le trocó en rabiosa y berrinchuda,
y lo que es saludar, no saludó.

Seguro que el café le sentó mal,
que se le atravesó la rebanada,
que sufrió algún revés abdominal...

Pues allí se quedó con su bobada,
con la jeta de adusto criminal.
¡Pero si saludar no cuesta nada!


martes, 26 de julio de 2011

Trabajo a destajo (Soneto 462)


Qué racha más intensa de trabajo,
qué prisa, qué jornada, qué premura,
qué esfuerzo por mostrar calma y cordura,
cuántas horas sumadas en el tajo.

Lo bueno de currar casi a destajo,
si no dejas vencerte por la hartura,
es que logras guardar la mente pura,
que evitas la molicie y el relajo.

Trabajar con agobio y con urgencia,
aunque estresa, presiona y estremece,
ahuyenta la desidia y la indolencia,

alienta, tonifica y fortalece,
ejercita la flema y la paciencia,
y al final se valora y agradece.

lunes, 25 de julio de 2011

El estuche (Soneto 461)


Faber-Castell se encuentra en el plumier,
junto a Pilot, la goma de borrar,
el bolígrafo Bic, Liquid Paper,
y una cosa que nunca ha de faltar,

que es el útil y exacto sacapuntas,
amigo del vivaz rotulador
y del lápiz que luce sus dos puntas:
versátil y cabal subrayador.

Este estuche, ordenado y conyugal,
la clásica libreta Moleskine,
y una luz ponderada y cenital
permiten que el soneto se termine.

Aunque también manejo con fervor
el eficaz y culto ordenador.

domingo, 24 de julio de 2011

Masacre en Noruega (Soneto 460)


Cien jóvenes noruegos han perdido
la vida, acribillados sin piedad
por un mostruo cargado de verdad:
la verdad del fanático curtido

de dogmas y prejuicios, que son nido
en que se engendra la mayor maldad:
el odio, la aversión, la iniquidad,
el desprecio del prójimo... Y han sido

jóvenes de una misma ideología,
como si persiguiera el criminal
borrar, con descarnada alevosía,

su estirpe, representación del mal
en la mente quimérica y vacía
de este Hitler podrido y animal.

sábado, 23 de julio de 2011

Fabada frustrada (Soneto 459)


Programada con tiempo la fabada
para el viernes que ya quedó postrero,
el buen Yoldi pidió por mensajero
el compango de carne acecinada.

Pero tuvo la suerte atravesada
el dilecto y dispuesto cocinero,
pues seguro que algún duende fullero
impidió del compango la llegada.

Así que organizamos la comida
de forma improvisada, accidental,
llevando cada cual de su partida
el plato más goloso y más cabal.

Yo llevé - imaginen la parida -
la lata de fabadas Litoral.

viernes, 22 de julio de 2011

Boda en Mónaco (Soneto 458)


Un príncipe dudoso y solterón,
alopécico, pánfilo y cascado,
ha pasado por fin a nuevo estado,
colmando al principado de ilusión.

El príncipe mostró poca emoción,
y después de un enlace tan pensado,
la gente maliciosa ha recordado
su fama de esmerado bujarrón.

Murmuran que la nueva princesita
quiso huir de un futuro sin mordiente
al lado de tan blando compañero.

Pues el tiempo dirá si es mariquita,
y tienen que apañar lo procedente
por dar a Montecarlo un heredero.

jueves, 21 de julio de 2011

Rupert Murdoch (Soneto 457)


Poderoso, famoso y millonario
a base de mentira y de falacia,
malcriado por la falsa democracia
que consiente el embuste panfletario.

De las vidas ajenas propietario,
no le afecta el horror ni la desgracia,
que todo lo que busca es eficacia:
obtener beneficio extraordinario.

Y ähora que se ve descolocado,
afirma que las prácticas tramposas
nada tienen que ver con su reinado.

Ojalá que esas tretas afrentosas
le condenen, después de ser juzgado,
a penas ejemplares y gravosas.





miércoles, 20 de julio de 2011

Diez años sin Gila (Soneto 456)


El humor es cuchillo que se afila,
retruécano que corta la razón,
reflejo de entregado corazón,
ingenio que entretiene y refocila.

La gracia no se compra ni se alquila;
se goza, como innata condición,
o se aprende, con gran dedicación,
fijándose en ejemplos como Gila.

Por favor, que se ponga el enemigo...
que si nos van a atacar ya, le digo...
¿y no pudieran esperar un poco...?

Y en mi pueblo, qué brutos son los mozos...
con las bromas que gastan, qué alborozos...
le pusieron un cepo en todo el coco...





martes, 19 de julio de 2011

Esdrujuleando (Soneto 455)



Paréceme pletórica la esdrújula,
por lúdica, por sólida y por módica,
pues llévame felizmente la brújula
sintáctica, gramática y prosódica.

Esdrújulo es el lúdico simpático,
así como el estrógeno noctámbulo,
que piérdese en el céfiro y el ático
y encuéntrase salvífico y sonámbulo.

También refocilándose en lo mítico
contiénese la esdrújula esotérica,
cántico del patético ansiolítico,
sarcástica, prolífica y esférica.

La esdrújula permite la filípica,
la gélida, la básica y la mítica.

lunes, 18 de julio de 2011

18 de julio (Soneto 454)


Qué fecha más siniestra y desgraciada:
la que dio la salida a la abyección,
al muerto por inicuo pelotón,
al disparo de gracia en la alborada.

Qué pavor en la tierra desgarrada,
la sangre decorando el paredón,
el macho delatando al bujarrón,
la cuneta de huesos saturada.

Cuántos años los odios infectados,
antes de que estallara la locura,
y después de acallarse los cañones.

¿Viviremos por siempre escarmentados,
o tendrán nuestros hijos la amargura
de volver a los lúgubres crespones?








domingo, 17 de julio de 2011

Procesión de la Virgen del Carmen (Soneto 453)


Los pétalos lanzados al poniente
han volado a su cara marinera,
inspirando, en la tarde chipionera,
rezos callados de fervor doliente.

El sol, grande, rojizo, incandescente,
al hundirse en el fondo de la esfera,
llena el aire, rezando a su manera,
de fuego, cobre, añil, silencio ardiente.

Han salido a rogarle las mujeres
de los hombres que viven en la mar,
mecidos en las olas a su suerte: 

Protege sus forzados menesteres,
alivia nuestro agónico pesar,
y aleja los embates de la muerte.



sábado, 16 de julio de 2011

Ursula Andress (Soneto 452)


Antes de que un gimnasio en cada esquina
hubiera en nuestros pueblos y ciudades,
y que se conocieran las bondades
de lucir silicona la vecina,

desarrolló la tierra transalpina
un cuerpo que es beldad entre beldades,
y sueño de mis turbias mocedades:
Úrsula la grandiosa, la divina.

Sus lónguísimas piernas de vestal,
su silueta de venus poderosa,
su rostro de mentón angelical,

su mirada altanera y ardorosa,
su pecho puro, enhiesto y animal,
su melena resuelta y espigosa...




viernes, 15 de julio de 2011

¡Menudo menudo! (Soneto 451)


Aprovechando el viento de poniente,
que refresca, serena, y nos consuela,
repostamos, en casa de Manuela,
un menudo sabroso y consistente.

La morcilla, sebosa y recurrente,
y el chorizo, que en todo guiso cuela,
cortejaron, en honda y fiel cazuela,
al bandujo del puerco complaciente.

¡Qué paladar, los callos gordurosos,
qué sostén, los garbanzos proletarios,
qué aparato de tintos poderosos!

Que con estos honores culinarios
se olvidan los afanes más penosos
y se alientan los duendes literarios.

jueves, 14 de julio de 2011

A mis amigos veraneantes, con cariño (Soneto 450)


Ya surgen las floridas discusiones,
los piques entre amigos veraneantes,
que se ponen pesados y pedantes,
y luego no son más que fanfarrones.

Que si en el pádel somos campëones,
al mus los más astutos y brillantes,
al karaoke los más buenos cantantes,
al dominó podemos dar lecciones...

El caso es que ninguno tiene abuela,
y como el que no corre, más bien vuela,
se aprestan a contar sus maravillas.

Y de tanta jactancia sólo admito
que las que ofrece cada vez Paquito
son, sin duda, las más ricas cabrillas.


miércoles, 13 de julio de 2011

A mi amigo Laureano (Soneto 449)


Disfrutar de un amigo que se llama
con el nombre inaudito de Laureano
(sin ser el tipo sudamericano)
no es un baldón ni constituye drama.

Que si el nombre al principio algo te escama,
su dueño es elemento bien lozano,
y es mi amigo de tiempo muy temprano,
igual que su mujer: una gran dama.

El tiempo y la distancia, burladores
de vínculos, cariños y hermandades,
ciñeron nuestro apego a los calores.

Pero siguen en alza las lealtades,
y al poner estos versos brincadores,
brindo por tan graciosas amistades.




martes, 12 de julio de 2011

La mosca veraniega (Soneto 448)


Insecto díptero de largas patas,
pertrechadas con uñas y ventosas,
¿por qué con tanto pundonor me acosas,
que la paz y el sosiego me arrebatas?

¿Por qué mis ricas viandas todas catas
y en la cara y los brazos te reposas?
¿Es que no te entretienen otras cosas?
¿Por qué nunca mis órdenes acatas?

Qué bien ha recogido el Diccionario
la palabra que nombra el gran cabreo
soportado en verano casi a diario,

por culpa del continuo cachondeo
que se gasta el insecto rutinario:
que de mosca derívase mosqueo.



lunes, 11 de julio de 2011

Mi cielo, mi suelo... (Soneto 447)


Mi cielo es de azulejo y de calina,
de nube de algodón deshilachado,
de gaviota de vuelo acompasado,
de tórtola, azulón y golondrina.

Mi suelo calza yerba verde y fina,
camino de hondo polvo apelmazado,
caliente arena de sabor salado,
canal que baja en oración cansina.

El aire que me lleva es de romero,
de jazmín y de dama regalada,
de lavanda y aroma marinero.

La música que pienso es susurrada,
se mece entre la brisa y el bolero,
y me suena fugaz en la alborada.

domingo, 10 de julio de 2011

Amanecer en la carretera (Soneto 446)


Orillando la base militar,
camino del trabajo, en la alborada,
amenaza con fuego a la mirada
el astro sol que busca su lugar.

Hacia el orto se inclina nuestro andar,
en vista de la lóbrega morada
del que violó la pauta legislada
convirtiendo la cárcel en su hogar.

Y después de eludir los girasoles,
una loma de vides precursoras
enseña la silueta ensombrecida

de una ciudad de noches y de soles,
que se apresta a conquistar sus horas
en el desorden de su triste vida.




viernes, 8 de julio de 2011

Los tres cuatros (Soneto 444)


El cuatro repetido por cien veces,
más once veces cuatro de propina,
es cifra que, lector, bien te mereces,
por seguirme con tanta disciplina.

Si se ven los tres cuatros sucesivos,
parecen, con un poco de agudeza,
tres veleros que surcan, muy altivos,
por un mar de evocada sutileza.

Es múltiplo de dos, de cuatro y ocho,
tiene picos que apuntan a los cielos,
y se erige,orgulloso y satisfecho,
en una sola pata sobre el suelo.

Y que nadie me tosa con el cuatro,
porque yo, por el cuatro, casi mato.




jueves, 7 de julio de 2011

El destino del limón (Soneto 443)


Resulta que mi niña se ofreció
a sacar y mezclar los ingredientes,
que al lado del limón son componentes
de la preciada masa que amasó.

El horno en alto grado se encendió
y acogió en sus entrañas contundentes
los moldes que con manos eficientes
la niña en la cocina preparó.

Y al fin no fue bizcocho el resultado,
sino algo parecido y entrañable
que se pone en coqueta canastilla:

¡Magdalenas! Muy bien, lo has acertado.
¿Habrá merienda más recomendable
que la que hace mi linda zagalilla?





miércoles, 6 de julio de 2011

Qué hacer con el limón (Soneto 442)



Al igual que Moisés del ancho Nilo
por designio divino fue salvado,
así mi buen limón fue rescatado
del fresco arriate que le daba asilo.

Vino luego el jocoso refocilo,
y una vez olisqueado y sopesado,
faltaba por tener dictaminado
qué hacer que fuera de mejor estilo.

¿Exprimirlo y hacerlo limonada?
¡Qué crueldad, tanto aprieto para nada!

¿Cortarlo en rodajitas para el gin?
¡Eso huele más bien a borrachín!

¿Buscar con qué mezclarlo en la alacena?
¡Un bizcocho! ¡Merece bien la pena!



martes, 5 de julio de 2011

Cayó el limón (Soneto 441)


No estaba ya el limón, allí no estaba,
y al no verlo en el suelo ni en la rama,
pensamos que un ladrón de baja cama
hubiéralo robado por la brava.

¿Quién un solo limón necesitaba,
y al conocer el mío por su fama,
no dudó en provocar tamaño drama,
que mi ventura y mi ilusión minaba?

Pues no fue nadie, no; que al tercer día,
trajinando las hojas de las calas,
encontró el buen limón mi jardinera.

Recobramos al punto la alegría,
desestimamos las sospechas malas
y... ¿qué hacemos con él?... Queda a la espera.




lunes, 4 de julio de 2011

Los ausentes (Soneto 440)


¿A dónde fue a parar aquel ausente,
y todos los ausentes ateridos;
dónde fueron de lágrimas henchidos,
transmutados en cera de repente?

¿Cómo fueron limpiados de la mente
sus sombras, sus andares perseguidos,
sus voces, sus olores presentidos,
su vida por vivir y su presente?

El tiempo es quien decide si lo inerte
ya es muerte por vencer a la memoria:
que el olvido es el triunfo de la muerte.

Nos engaña la pena perentoria,
mientras van los ausentes a su suerte,
al pozo negro y ciego de la historia.




domingo, 3 de julio de 2011

En Dermatología (Soneto 439)


Esperando pasar al dermatólogo,
que un bultito en la espalda me ha de ver,
siento una desazón en este prólogo
por ver lo que me pueda suceder.

Porque todos los días conocemos
dolencias que suceden a los otros,
y nunca en el supuesto nos ponemos
de que puedan pasarnos a nosotros.

La doctora se llama Marialuisa,
de apellidos Delgado Gavilán;
me ordena que me quite la camisa,
y dice (yo nervioso como un flan):

Es un quiste adiposo, sin problema;
váyase y me lo expresa en un poema. 




sábado, 2 de julio de 2011

Cierto tipo de este siglo (Soneto 438)


Fijarse con gomina los cabellos,
lucir patilla larga y recortada,
vestir ropa de marca acreditada,
llevar cadena gorda con destellos;

estar enamorados sólo de ellos,
declamar con la voz acampanada,
disertar sobre todo y sobre nada,
proclamar a los vientos que son bellos;

con esto y algún otro poderío,
como saber cantar por cualquer palo,
se forma un tipo largo y de tronío,

que en verdad no lo tengo yo por malo,
mas tampoco lo tengo yo por mío:
así que a quien lo quiera lo regalo. 



viernes, 1 de julio de 2011

Música en el coche (Soneto 437)


Cuando voy en el coche circulando,
con Radio Clásica disfruto mucho,
pero van mis dos hijos protestando
de las piezas tan célebres que escucho.

Porque estiman que música tan culta
es la propia de viejos carcamales,
y prefieren cadena tan estulta
como son los Cuarenta Principales.

Así que por mediar en la contienda
sintonizo una radio en que se emita
folklore en español, y que se entienda:
lo mismo pasodoble que rumbita.

Y entonces va y me dice mi mujé:
"¿Ay, José, no me pongas Radiolé!".