viernes, 15 de julio de 2011

¡Menudo menudo! (Soneto 451)


Aprovechando el viento de poniente,
que refresca, serena, y nos consuela,
repostamos, en casa de Manuela,
un menudo sabroso y consistente.

La morcilla, sebosa y recurrente,
y el chorizo, que en todo guiso cuela,
cortejaron, en honda y fiel cazuela,
al bandujo del puerco complaciente.

¡Qué paladar, los callos gordurosos,
qué sostén, los garbanzos proletarios,
qué aparato de tintos poderosos!

Que con estos honores culinarios
se olvidan los afanes más penosos
y se alientan los duendes literarios.

2 comentarios:

  1. Hermoso soneto, homenaje a un buen plato de callos, muy pocas cosas se lo merecen y, si es verdad que los callos son dignos de ese homenaje.
    Aunque el autentico homenaje para el cuerpo es, dar buena cuenta de ellos, regados con un buen tinto.
    Un abrazo.

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  2. Qué hambre entra al ver esa foto, vamos que me dan ganas de coger la cuchara y el cacho de pan.

    Lo pasarías bien, supongo.

    Y has descrito el plato de un tirón.

    Mmmmm riquísimo.

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