miércoles, 13 de julio de 2011

A mi amigo Laureano (Soneto 449)


Disfrutar de un amigo que se llama
con el nombre inaudito de Laureano
(sin ser el tipo sudamericano)
no es un baldón ni constituye drama.

Que si el nombre al principio algo te escama,
su dueño es elemento bien lozano,
y es mi amigo de tiempo muy temprano,
igual que su mujer: una gran dama.

El tiempo y la distancia, burladores
de vínculos, cariños y hermandades,
ciñeron nuestro apego a los calores.

Pero siguen en alza las lealtades,
y al poner estos versos brincadores,
brindo por tan graciosas amistades.




2 comentarios:

  1. Son pocos y escasos los amigos, bueno es cuidarlos y hasta mimarlos, pues no es fácil encontrarlos y menos mantenerlos.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Pues si tu escribes así de tu amigo Laureano y su esposa, seguro que se merecen ese brindis, así que chin-chin.

    Y hoy sí he oído la canción.

    Un abrazo

    ResponderEliminar